Las calaveras de cristal son unas esculturas con forma de cráneo talladas en cuarzo transparente o translúcido(conocido además como «cristal de roca»), cuyos teóricos descubridores afirmaban que eran artefactos mesoamericanos precolombinos. No obstante, ninguno de los especímenes que fueron puestos a disposición para su estudio científico fueron autentificados como precolombinos.
Para que la tradición de aguardar a la desaparición sea más entretenida, ¡hay que ponerle azúcar a las calaveritas! ¡ que significan mucho para nosotros.! Una hermosa celebración en México es el Día de Muertos, la fiesta que rinde tributo a quienes por el momento no están con nosotros. Una tradición que al igual que muchas prácticas mexicanas tiene su origen en la etapa prehispánica y este se fusionó con la colonización española; el resultado, una mezcla de culturas, lengua, gastronomía y prácticas. Una de esas tradiciones es la ofrenda o altar de muertos, espacio en el que se colocan los diferentes platillos y bebidas que gustaban a los leales difuntos mientras disfrutaban de la vida: Dulces, tamales, cerveza, pan y fruta es lo verdaderamente esencial. existen sitios donde las flores relucen con las veladoras; y a lo mejor el copal es un elemento infaltante, pero ¿te has cuestionado alguna vez el concepto de esas calaveritas de azúcar que colocamos en la ofrenda? Sí, esas que solo de verlas dan ganas de morderlas.
Orígenes
La figura de la calavera se representaba desde la época prehispánica de distintas formas, como el Tzompantli, un altar a la muerte que ilustra el tradicional paso de lo terrenal a lo espiritual.
Romuald F.
Este altar tenía la característica de estar compuesto por hileras de cráneos de la gente sacrificadas en honor a los antiguos dioses.
Un ritual normal en las culturas mesoamericanas por su nivel de creencia.
Para Mictlatecuhtli, el dios del inframundo, esto era una ofrenda extraordinaria que aseguraba el paso de la gente a otros niveles (de ahí que en las ofrendas además encontremos las calaveritas con el rostro de este dios).
Romuald F.
Como es sabido, con los españoles en América, estos rituales iban en contra de las celebraciones religiosas que ellos promovían, y de esta forma aparece ese sincretismo cultural impresionante.
Alfeñiques
Con la fusión de culturas, los mexicanos siguieron practicando esta ceremonia y adquirieron algunas técnicas europeas, tal como el popular alfeñique, el cual utiliza azúcar, agua ardiente y limón para hacer una masa moldeadora parecida al caramelo y de esta forma, hacer diferentes figuras, entre ellas las famosas calaveritas que representan esa expresión netamente mexicana.
Romuald F.
En varias partes de México se realizan festivales del Alfeñique. Es en el Estado de México donde es muy recurrente encontrar artesanos que viven de esta costumbre. En los talleres se ve cómo trabajan la técnica con moldes de diferentes tamaños y datos específicos. Las manos de los mexiquenses también labran el cuerpo azucarado y decoran los cráneos con colores vegetales realizando grecas, espirales, coronas y piruetas que resaltan el trabajo final de este arte.
¿Por qué tienen nombres las calaveritas de azúcar?
Hay dos ediciones que se cuentan sobre los nombres colocados en la calaverita. Una relata que es el nombre del difunto que se quiere recordar poniéndolo en la ofrenda.
Romuald F.
por otro lado está el nombre de quien todavía vive, dicen que cuando regalas una pieza de estas a un individuo cercano (ya sea amigo o familiar), le guardas un espacio en el inframundo por medio del simbolismo que representa la figura de azúcar, sellando así el destino de la persona.
Más que azúcar
Si te acercas en esta jornada a algún ofrenda del día de muertos encontrarás no solo calaveritas de azúcar, si no también otras desarrolladas con chocolate, amaranto o de gomitas; estas fueron elaboradas por los habitantes de diferentes partes del país usando otros sabrosos ingredientes, pero resguardando con bastante recelo su arte festivo y significado. Hay algunas que son bañadas en miel y tienen cacahuate, semillas de calabaza o ajonjolí además, en los mercados además podemos encontrar otros personajes de dulces de alfeñique que van desde ataúdes, tumbas, mariachis, cocineras, calacas haciendo oficios y las famosas catrinas; todos ideales para tu ofrenda.
No olvides acompañarlos de otros dulces mexicanos.
Bien se dice que lo único que tenemos seguro como personas, es la muerte, por eso festejémosla como lo hacían nuestros ancestros demostrando que la belleza de lo irreconocible pertenece a nosotros desde hace mucho, pero un largo tiempo.
Romuald F.
ubica estas calaveritas de azúcar en tu altar de muertos, ponle flores, fruta, pan, papel picado y varias cosas que hagan tributo a quienes por el momento no están para hacerles saber que siempre los poseemos presentes; luego de todo algún día de estos nos vamos a encontrar.
¿Qué significan las calaveritas de azúcar y cómo se hacen?
Las calaveritas de azúcar son una tradición vieja que todavía celebramos y degustamos. En México desmoronamos a la muerte con dulzura y melancolia. La comemos a mordidas pequeñas, mientras la sostenemos en las manos como un premio que nos sonríe. Ella, tan colorida se viste de esta para nosotros, nos seduce con sus ojos fijos llenos de brillo y determinación. estamos hablando de las calaveritas, una artesanía derivada de la caña de azúcar que llegó del Medio Oriente a través de los españoles en la época de la Conquista, una receta que con el tiempo se fusionó con la cosmovisión indígena y los tzoales, ofrendas para adorar a Huehuetéotl a base de amaranto.
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Las figurillas de azúcar se presentan durante los tiempos de Xantolo (esta de Todos los Santos en náhuatl) vistiendo los altares en empresa del pan de muerto, sobre el papel picado, los moles de esta y las bebidas preferidas de nuestros seres queridos que ya partieron. Son días que huelen a campo, hay un aire místico que abre la puerta “del más allá” para que las ánimas nos visiten, entre los aromas del copal, el cempasúchil y las veladoras se hacen presentes en un vaivén de inconvenientes. Las calaveritas en estos días tienen la posibilidad de estar en altares, dulcerías y hasta en nuestro escritorio. No es de sorprenderse si alguien nos obsequia una con nuestro nombre en la frente. Para Arturo Sánchez, artesano del dulce, trabajar con la flaca es cosa de día tras días, es un trabajo que aprendió desde antes de nacer, ya que al menos en su familia tienen un siglo de tradición, que no se sabe si comenzó con su abuelo.